Algunos están aquí por malestares menores, otros quizá en estos momentos están luchando silenciosamente por su vida, y algunos quizá lo ignoran por completo. Pero entre tantas caras también hay algunas sonrientes, aquellos que esperan con entusiasmo el nacimiento de su bebé, y cual ritual mes con mes acuden a sentarse quizá horas esperando para entrar a consulta y le digan que todo esta bien y pronto tendrá a sus bebé en sus brazos.
Los que más me duelen son los pequeños, que al lado de sus familiares tienen que esperar intentando ser lo más tranquilos posibles, no se permite llorar, gritar o reír... Todos deberíamos permanecer inertes, sólo esperando a que en las paredes que tiempo atrás fueron blancas retumbe nuestro nombre y podamos continuar con el resto de nuestro día.