jueves, 9 de octubre de 2014

Sala de espera

Sentada cómodamente en la sala de espera de una pequeña clínica, tengo a mi alrededor muchas personas, hay quienes conversan entre ellos, otros permanecen en silencio, inmersos en sus pensamientos. 
Algunos están aquí por malestares menores, otros quizá en estos momentos están luchando silenciosamente por su vida, y algunos quizá lo ignoran por completo. Pero entre tantas caras también hay algunas sonrientes, aquellos que esperan con entusiasmo el nacimiento de su bebé, y cual ritual mes con mes acuden a sentarse quizá horas esperando para entrar a consulta y le digan que todo esta bien y pronto tendrá a sus bebé en sus brazos.
Los que más me duelen son los pequeños, que al lado de sus familiares tienen que esperar intentando ser lo más tranquilos posibles, no se permite llorar, gritar o reír... Todos deberíamos permanecer inertes, sólo esperando a que en las paredes que tiempo atrás fueron blancas retumbe nuestro nombre y podamos continuar con el resto de nuestro día.

viernes, 5 de abril de 2013

Asimilando...

Veo mi vida desde una perspectiva de tercera persona, me mantuve ocupada tratando de ignorar la realidad, tratando de evitarla, fingiendo que nada ha cambiado... pero no es así.

Una parte de mi ya no está, se fue con ella. Ahora que me he detenido un minuto, me han alcanzado el dolor y las lágrimas, la desesperación de saber que mis manos no eran capaces de hacer nada.

Duele la idea de pensar que simplemente se esfumó y nos ha olvidado, pero me tortura más pensar que está triste, preocupándose por nosotros.

martes, 12 de febrero de 2013

Si no tuvieramos miedo...

    El miedo es el que nos permite la sobrevivencia, pero también el que nos evita hacer muchas cosas, porque existen miedos absurdos, miedos que no deberían existir, miedos que hemos aprendido conforme avanzamos en nuestra vida.

    ¿Cuántos no tenemos miedo de expresar sentimientos? ¿Cuántos no tenemos miedo al ridículo?¿cuántos no hemos triunfado por miedo?

    El miedo también es un poderoso vehículo para obtener beneficios de otras personas, ¿acaso el extorsionador no hace uso del miedo del prójimo para obtener dinero?

    ¿Y si no tuviéramos miedo? 

    Quizá el saber que hemos dado todo, que nos hemos esforzados y hemos disfrutado de cada momento de la vida nos ayudaría a mitigar el miedo a perder a alguien, el miedo al mañana porque no hicimos, porque no dimos, porque no vivimos...